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Un huevo a baja temperatura es el complemento ideal para un plato de verdura, un salteado de arroz o legumbres, un timbal de hortalizas o de pasta... Y hacerlo (bien) es más fácil de lo que crees. Si quieres que te quede de chef, sigue los consejos de Ander González

Hacer un huevo a baja temperatura es como resolver una ecuación. Tienes la fórmula y el método y, si lo sigues a rajatabla, el resultado siempre será correcto.

Pero claro, es necesario que te sepas la fórmula. Porque un error, por tonto que parezca, hará que la textura del huevo cambie y deje de ser un huevo a baja temperatura. Será un huevo y será comestible, pero no sacarás un 10 en el examen.

Dos son los factores clave que debes tener en cuenta a la hora de cocinar un huevo a baja temperatura: la temperatura y el tiempo de cocción. Ander González nos da la fórmula exacta para que siempre salgan bien: 25 minutos a 65º.

El chef del programa de televisión A bocados, de EITB, utilizó un huevo a baja temperatura para coronar una menestra de verduras en un reciente evento en Barcelona, que por cierto estaba deliciosa. Y espolvoreó el huevo con una sal de jamón que es otra elaboración estrella para utilizar en muchos de tus platos.

Llena una cazuela con agua y llévala al fuego. Deberá alcanzar los 65º para poder cocinar los huevos a baja temperatura.

Cuando el agua llegue a la temperatura deseada, introduce los huevos en la cazuela. Es ideal que estén a temperatura ambiente, si los pones directamente de la nevera enfriarán el agua y la ecuación no saldrá.

Espera 25 minutos y retira los huevos del agua con una espumadera. Ponlos en agua fría para detener la cocción.

Ahora ya puedes pelar los huevos y utilizarlas en tus recetas.

Para saber en todo momento cuál es la temperatura del agua de cocción de los huevos, te resultará imprescindible contar con un termómetro de cocina. Es un utensilio fácil de utilizar, que te servirá para muchas elaboraciones en las que el control de temperatura sea primordial.

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